jueves, 10 de abril de 2008

El juego lúgubre


Gracias a Jorge Argiz tengo en mi poder dos obras muy diferentes, pero altamente recomendables: El Juego Lúgubre y La Revolución de los pinceles. El primero, el Juego Lúgubre, centra su historia en la experiencia de un tal Jonás Arquero como asistente personal del pintor Salvador Dalí (Salvador Deseo en el cómic). Paco Roca, bajo mi punto de vista, distorsiona la historia real de Salvador Dalí y Gala en Port Rigall introduciendo elementos similares al método paranoico-crítico que Dalí utilizaba para convertir la realidad en una experiencia pictórica surrealista. Además, introduce elementos de la literatura gótica para convertir a su Salvador Deseo en una figura tétrica en un escenario que bien podía haber sido descrito por los novelistas de este género en el siglo XIX. El comic exige una lectura minuciosa para poder apreciar todas las referencias reales a la vida de Dalí que a veces aparecen como pequeñas pinceladas en las viñetas y que en ocasiones llegas a pasar por alto. Por ejemplo, El Angelus de Millet aparece en dos ocasiones, en la etiqueta que adorna el vaso en el que bebe Gala (Galatea en el comic) o adornando la pared, en la cabecera de la cama de Jonás. Hay muchas alusiones a sus cuadros, como la escena nocturna con el piano, la silueta de la joven Roser que recuerda a su prima Carolineta en la playa de Rosas, las rocas transformándose en los elefantes de largas patas o en la Construcción blanda con judías hervidas, los cortes de navaja en el ojo del Chien andalou, el nacimiento del niño geopolítico, la venus con cajones, etc. Las referencias a la literatura gótica se centran en Salvador Deseo como figura vampírica, por medio de sus rituales sexuales con sangre, los murciélagos y las cuchillas. Además, el escenario comparte elementos con este tipo de literatura: la casa lúgubre donde viven el pintor, el cementerio donde Jonás se cita con Roser y donde – además - ella le da un libro de Edgar Alan Poe o el sótano donde Salvador comete sus atrocidades. La alusión a Poe podría estar también reflejada en la figura del Doppelganger (habitual en los relatos de Poe) a través del doble del pintor que Jonás encuentra en el sótano y que, en realidad, también recuerda sospechosamente al monstruo que crea Víctor Frankenstein en la novela de Shelley. Las obsesiones sexuales de Dalí aparecen claramente representadas: la masturbación compulsiva, la sodomía, el voyeurismo, etc y algunos elementos típicos de su pintura, como las hormigas, las muletas y otros aspectos biográficos como la portada de la revista Time, el teléfono con auricular langosta o el libro de Vermeer.
Tal vez lo que menos me gusta son los elementos gore, la escena final sangrienta que muestra cómo a través de la pintura se convierte en un cruel asesino y que ya aparecía sugerido al inicio (o al menos así lo entiendo yo) cuando antes de ver su rostro contemplamos cómo aplasta con su pincel una abeja contra un lienzo. Hubiera preferido mantener el clima gótico más sugerente que explícito. De todas formas, me ha gustado mucho.

Aprovecho para adjuntar un artículo que publiqué hace varios años sobre la obra de Dalí desde el punto de vista del psiconálisis: Dalí en el diván

3 comentarios:

Jorge Iván Argiz Reboiro dijo...

Éxcelente comentario, se nota que eres una conocedora de l vida y obra de DALÍ. Me alegro que te gustase.

Anónimo dijo...

Me parece un gran comentario. Acabo de leer este cómic hoy mismo y estoy como buscando el rastro del tal Jonás y buscando cómo diferenciar ficción de realidad. Pero creo que sobra que hables del final del libro... es un desconsuelo saber como acaba un relato tan inquietante.

Anónimo dijo...

Dalí ...
HR GIGER es conocido suyo...pero no le alcanza en jerarquía ...ni en influencia corruptora ...y eso que es bien explicito en fuente de inspiración ...y amistades ...
Dalí ý y Gala fueron
iniciados por María Naglowska...de los klistis ...
la realidad supera a la ficción con creces y estos personajes son considerados gracias a que la verdad es insoportable .