Las pieles se desnudan y acuden en tropel a recibirte. Donde las aves anidan con cautela las palabras apenas sobreviven enhebradas con intervalos fríos como tumbas. No quedan tardes de luz quebrada para narrarte, sólo rumores que acuden sosegados y pueblan mi cama. El pasado es una mala hierba de la que nos desprendemos como de escamas de un pez.
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