domingo, 6 de abril de 2008

Humor

El viernes estuve en Oviedo y, como siempre, volví con 3 nuevos libros. El primero es Vista cansada de Luis García Montero (de este libro hablaré más adelante, cuando lo haya leído con calma, pero por ahora adelanto estos versos del segundo poema: "La memoria no es/ un animal doméstico./ Prefiere cazar sola/y vivir las preguntas cruzadas de la noche), y dos libros de Eduardo Mendoza, al que siempre acudo cuando me apetece reirme un rato (ya que con el cine cada vez me río menos, no sé si con los años voy perdiendo el sentido del humor o las comedias cada día son peores. Por cierto, se aceptan sugerencias).

Ya he empezado uno de los dos libros de Mendoza que compré, El asombroso viaje de Pomponio Flato, en el que Mendoza mantiene el tono de sátiras anteriores, aunque no creo que se acerque a La aventura del tocador de señoras. El detective elegido para la ocasión, Pomponio Flato, comparte los rasgos psicológicos que Mendoza ya había utilizado para el detective sin nombre salido del manicomio de El tocador, El laberinto de las aceitunas o El misterio de la Cripta embrujada, aunque en este caso lo traslada al Imperio Romano. El único inconveniente hasta ahora es su extensión, sólo tiene 190 páginas y se hace corta su lectura. Sus páginas están llenas de lenguaje grandilocuente salpicado de humor absurdo. El humor es mucho más complicado de universalizar que el drama. Es algo muy personal, contextual y cultural. Personalmente me quedo con el humor inglés de la novela de campus de David Lodge o el humor absurdo de Tom Sharpe (tengo 8 novelas del primero y 14 del segundo) y los dos utilizan la misma técnica que Mendoza: repetir el mismo esquema, el mismo tipo de personajes y así escribir libros que se parecen entre ellos pero que siempre consiguen engancharte. Si logras hacer reir con una fórmula humorística, me imagino que no debes cambiarla (esto es lo que ha hecho Woody Allen interpretando siempre al mismo personaje, y a mí personalmente me parece un tipo de comedia brillante). A través de lo que nos hace reir también se puede conocer a una persona.


Fot: Woody Allen el año pasado en Avilés en el rodaje de su última película.


5 comentarios:

Sombras en el corazón dijo...

De todas maneras, creo que siempre conviene emplear fórmulas nuevas o modificar algo las que tienes (sin variar tu estilo personal, claro).

Pienso que es imprescindible en el oficio de escritor disfrutar mucho con lo que se esta haciendo; los lectores lo van a notar.

Un abrazo

Esperanza dijo...

Tienes razón, Natalia, el humor es mucho más difícil de universalizar que el drama, aunque a veces lo que para algunas culturas resulta dramático, a nosotros nos hace reir o nos deja impasibles; pienso en los "grandes problemas" de los culebrones o la "moralidad" norteamericana. Quizás lo realmente difícil de universalizar es la aplicación del concepto de moral.

Jorge Iván Argiz Reboiro dijo...

Sí... y también llegó a tu poder un nuevo cómix. Espero impaciente saber que te pareció, aunque sé que no te gustará tanto como el de EL JUEGO LÚGUBRE que te pasé la última vez

Natalia Menéndez dijo...

voy, voy, a esos les dedicaré un post especial ;-) gracias por ambos
prometí detallar opinión y lo haré ;-))))

Anónimo dijo...

Mi recomendación personal es Amelie Nothomb, una escritora belga que me tiene enganchada desde hace unos cuatro años, cuando leí "Estupor y Temblores"; tengo 10 de sus novelas, todas de menos de 200 páginas, lo justo para una escapada de fin de semana! Ay, cómo hecho de menos aquellos largos y maravillosos viajes en tren!Saludos, Sonia Alcántara.