Ya estoy de vacaciones y mañana me voy a Roma. Hasta la semana que viene.
Habitamos los dos un planeta violento,
presos de este ímpetu que llamamos codicia.
Y es que así las palabras que escribo
son siempre un incendio de besos,
un arañazo en la espalda que surca la piel.
Son pájaros que cruzan la esfera del tiempo
y se paran sus alas.
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