miércoles, 1 de agosto de 2007

poemas


HÉCTOR PÉREZ

Y un día, ni menos azul
ni más grasiento que cualquier otro,
empieza a hacer ya diez años
de todo: de las primeras noches
apuradas hasta el posavasos,
aquel estrago dulce y nuevo cuando el alba
nos ardía en los ojos; de una cafetería
junto al parque, de los momentos desgastados
contra mareas vidriosas, de un pliegue
en aquella canción;
del descuido, en fin, lento y hermoso de la juventud...
De repente, una tarde
a traición, el tiempo nos estalla en las manos,
se nos vuelca encima como un jarro de agua más que fría
y así,
con la afilada, atroz brusquedad de un relámpago de nieve,
nos damos cuenta de que han pasado más de ochenta y siete mil
seiscientas horas sin saber cómo
ni para qué.

de "las Tardes baldías"


CRISTINA PERI ROSSI

I

Cansada de mujeres
de historias terribles que ellas me contaban,
cansada de la piel,
de sus estrenecimientos y solicitudes,
como una ermitaña,
me refugié en las palabras.


II

Tenía un disfraz de frase bonita.
-Mujer – le dije -, quiero conocer el contenido.
Pero ninguna de las palabras con que ella se había vestido
estaba en el diccionario.

JESÚS AGUADO

LECCIÓN DE METAFÍSICA

Lo que existe parece que no existe
porque tú lo has tocado ser adentro,
porque tú lo has tocado beso adentro
con la nerviosa lengua de la nada.

Me palpas con tus manos infinitas
(no son manos, lo sé, sino estallidos:
el tiempo que no llega nunca a tiempo,
un tiempo adelantado o retrasado
que acaba siendo mar o nebulosa)
y se borra mi cuerpo, y al borrarse
por fin se hace visible: un signo cero
suspendido en el aire entre nosotros.

Me piensas con tu boca y con tu sexo,
esos dos silogismos refutables,
esos dioses borrachos que han perdido
la pizarra o azar donde escribirme.

Y al pensarme me restas, me haces menos,
me deshaces, me viertes al vacío,
me entregas al no ser
y maniatado.

Parece que no existo por tu amor
porque tu amor me funda, es el origen,
ese punto o lugar donde está todo
(también lo que no está: tu ausencia: nada).

Tu cuerpo me hace náufrago, un islote
de repente ignorado por el cosmos,
meteorito tachado de los mapas,
nave sin un planeta al que volver
que fuera giro a giro di-sol-viéndose
en la luz cegadora del olvido.

Tu cuerpo hace que exista lo que existe:
tu cuerpo hace imposible lo que existe.

Lo que existe parece que no existe
porque tú lo has dejado sin besar.

Parece que no existes porque tienes
unos labios carnosos y unos dedos
que dibujan el mundo.

Nada y todo
se abrazan en tus piernas cuando salen
a respirar del fondo de tu mente.

Me piensas con tu nuca y con tu ombligo,
me piensas con tus huesos y tus músculos,
me piensas con las sillas de tu casa,
me piensas con el agua y el jabón,
me piensas con los árboles del bosque,
me piensas con tus heces y tus gritos,
me piensas no pensándome y, pensándome.

Me piensas, no me piensas: es lo mismo.

Por ti me piensa el tiempo y el espacio.

Me piensan las paredes de este cuarto,
me piensan con la cal y con las manchas,
me piensan con la sombra de mi cuerpo.
Y al pensarme me borran, ya no estoy
y ya no queda nadie en este cuarto.

El amor es un cuarto que no existe
donde duerme a resguardo lo que existe.

Y el amor es un cuarto que sí existe
donde duerme a resguardo lo que no.

(Un poema es un plano que refleja
el justo itinerario hasta ese cuarto.)

Me piensas con el ser, con el no ser,
me piensas con los números caídos
del portal de la casa donde vives,
me piensan tus jadeos, tus dos gatos,
el barro de las ruedas de tu coche,

me piensan tus palabras cuando callan
y ya no son palabras sino cuerpo,

me piensas cuando pienso en ti y el aire
se adensa entre nosotros y parece
un huracán inmóvil y desnudo.

más allá de ti
nos piensa lo impensable
(y viene hacia nosotros
a la velocidad
de las arañas muertas
para hilarnos al no).

Busquemos el silencio para amarnos.


ALMUDENA GUZMÁN


Esto va a venirse abajo
de un momento a otro
y usted lo sabe.
El amor ya no es un templo griego
sino algo parecido a un desastre de líneas
oblicuas que aprisionan todo intento de lluvia.

Y es gris. Tan gris como esta perspectiva de furias
que se nos viene encima.

PEDRO SALINAS


(...)
Porque has vuelto los misterios del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar, y es el tuyo.
Los prodigios que están descifrados ya.
Y nunca te equivocaste,
más que una vez,
una noche que te encapricho una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.

Pedro Salinas

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