lunes, 3 de agosto de 2009
Cuentos cruentos
Algunos de los Cuentos Cruentos de Dino Lanti...
LIOU-MÍO Y XIOU-LIETA
(LOS AMANTES DE BADALONA)
Esta es la historia agridulce
de Liou-mío y Xiou-lieta,
que huyendo de sus familias
se cortaron la coleta.
Que no os engañen sus nombres
ni tampoco su apariencia,
pues entre los dos había
una enorme diferencia.
Directa desde Sichuán,
huyendo de la miseria,
la familia de Liou-mío
saturó un vuelo de Iberia.
Una vez en Badalona
abrieron un restaurante
con más dragones alados
que en el infierno de Dante.
Cuando vuelve de la escuela
Liou va a La muralla china
a ganarse el pan (de gambas)
trabajando en la cocina.
A Xiou-lieta la adoptó
(ya se intuye la tragedia)
una pareja española,
digamos, de clase media.
Pero la integraron tanto
que acabó desintegrada
y siendo china la niña
se siente desorientada.
Pues Xiou es como un jarrón
de la dinastía Han
con un haikú traducido
al español/catalán.
Por eso cuando Xiou-lieta
conoció un día a Liou-mío
volvió a sentirse completa
y ahí empezó todo el lío.
Porque los chinos desprecian
a los bonsáis trasplantados
y los patricios no aprecian
los chinos traspapelados.
El padre de Liou gritaba:
“quedalás sin postle estrella
y te comelás dos lichis
si te vuelvo a vel con ella”.
(Yo no sé si eran los genes
o los ancestros de oriente,
pero cuando esto gritaba
le rechinaban los dientes).
Liou le propone escapar
a su última emperatriz,
y ser él el cocinero
de su familia feliz.
Y en una ciudad lejana
montaron un almacén
aprovechando que juntos
se les pone todo a cien.
Si os los cruzáis por la calle
no los reconoceréis:
ella y su ropa de marca,
él y su falso Northface.
MORALEJA
Las personas de este mundo
-sean chinos o esquimales-
aunque puedan parecerlo
nunca son del todo iguales.
PETER PUNK
Algunas veces me sube
la fiebre del sábado noche
y lo tiraría todo
por la ventana del coche.
Tiraría mi trabajo,
tiraría este espejismo
tiraría la toalla,
me tiraría a mí mismo.
Tiraría por un hilo
hasta tirar de la manta
y tiraría a mi esposa,
que no sé cómo me aguanta.
Pero antes de que comiencen
a rodar rompecabezas
Piter llama al interfono
con un pack de diez cervezas.
Piter y yo suspendimos
juntos en el instituto,
a los dos nos encantaban
los Sex Pistols y Escorbuto...
Pero el punk se equivocaba
con su habitual candor
pues al fin sí hubo futuro
y, si cabe, fue peor.
Cueros, chapas, clavos, crestas,
uno a uno nos quitamos,
sólo dejamos un aro,
aquél por el que pasamos.
Así nos fuimos quedando
atrapados en la noria
donde reina la anarquía
del palo y la zanahoria.
Pero no todos caímos,
ahí Píter se mantuvo,
y por lo único que pasó
fue por un vaso de tubo.
Y es que Píter decidió
seguir siempre de aquel modo,
pues cuando mejor lo pasa
es cuando pasa de todo.
Cabe decir que en su caso
seguir punky es una gesta,
pues ya no le queda pelo
con el que hacerse la cresta.
Ni puede dejar de un trago
cuatro litronas vacías
porque ahora una resaca
le dura dos o tres días.
Pero siempre habla de aquellas
revanchas de futbolín
y de cuando nos zurrábamos
cantando el God Save The Queen.
Y tan fuera del sistema
le fue dejando el futuro
que se estampó con la moto
contra el graffiti de un muro.
Yo, que ya estaba marchito,
¿cómo le iba a aconsejar
al muy capullo de Píter
que debía madurar?
No he vuelto a cerrar un bar,
ni a bailar el Should I go,
ni a vomitar en un muro,
desde que Píter murió.
MORALEJA
No hace falta ser Flaubert
ni el mismo inspector Clouseau
para ver que el asesino
de Peter Punk fui yo.
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5 comentarios:
Peter Punk, sublime. Menos mal que siempre estás ahí para descubrirnos cosas nuevas... Gracias.
MÁS FÁCIL TODAVÍA
El circo se quedó a oscuras,
se hizo el silencio en las gradas,
los padres estaban tensos,
los niños no respiraban…
Finalmente se abrió un foco
y en el centro de la sala,
vestido con un jersey
y pantalones de pana,
con una maleta negra
y una chaqueta de Zara,
el hombre más simple del mundo
al público saludaba…
El número comenzó
y la gente fascinada
vio cómo el hombre más simple
simplemente respiraba
y, cosa maravillosa,
en nada se equivocaba…
Temiéndose un accidente
las mujeres no miraban,
los hombres impresionados,
el brazo se pellizcaban,
y los niños fascinados,
profundamente callaban,
pensando en cómo hacerlo
cuando volviesen a casa.
Se desmayó una señora
viendo cómo hacía la cama,
y un niño se echó a llorar
cuando peló una patata.
Nadie entiende cómo puede,
parece cosa de magia,
hacer lo mismo que todos
como si no fuese nada.
Acabada la función,
ya de regreso a sus casas,
las familias andan lentas,
melancólicas, calladas,
siguen pensando en el hombre
que las tiene fascinadas,
por saber hacer sencillas
cosas tan complicadas.
Dino Lanti
Dino Lanti en twitter:
@dinolanti
Se acaba de estrenar en el Teatre Gaudí de Barcelona un musical basado en “Cuentos cruentos”, de Dino Lanti. Puedes ver un pequeño avance en:
http://vimeo.com/57386835
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¡¡¡Gracias por la información!! Estoy un poco lejos, pero voy a echarle un vistazo al vídeo. ;-)
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